jueves, 20 de noviembre de 2008

LAS HERIDAS


Las heridas, en las mujeres cicatrizan, sí; pero siempre están ahí, visibles, recordándonos cada dolor, cada decepción, cada daño.
Hay días en que pasamos a visitarlas y nos parece que siguen abiertas. Les pasamos el dedo suavemente, como con miedo a que nos sigan doliendo. Claro, la sensación no es la misma a la de una herida abierta, pero es como un escalofrío, todavía sentimos algo.
Hoy, particularmente le pasé el dedo, despacito, a algunas de mis heridas, las más recientes, las que no cicatrizaron del todo, y duelen! Duelen mucho aún! Hoy sólo quisiera terminar con lo que me destruye pero hay una extraña razón que me impide hacerlo. Hoy...

Quiero creer que un momento de felicidad puede existir.
Quiero poder sonreír sin que el esfuerzo me duela.
Quiero mirarme al espejo y que la imagen que me devuelva, sea algo lindo y no el horror que veo a diario.
Quiero recuperar la risa, los sueños, las ganas.
Quiero matar este letargo, esta sensación de final.
Quiero despertarme cada día sin la sensación de estar acabando algo.
Quiero dormirme en las noches con el espíritu en paz.
Quiero mi vida de vuelta!!!!

¿Qué pasó? Si todo estaba bien! De alguna manera mi vida estaba acomodándose, después de tanto ir y venir. Y es que nadie tiene derecho a cambiarte los amaneceres y las lunas de un día para el otro. Nadie tiene derecho a rompernos el corazón. No se daña a quien te quiere, ni mucho menos a quien te ama...